
La idea fáctica del suceder debe ser aparte de la más terrible, la mas enigmática y que desplegó Gurdjieff cuando con unas cien seguidoras y seguidores engañando a rusos blancos y rojos llegó en la Pampa y la vía a París donde montó su instituro en el priorato del castillo de Fontainableu.
A diferencia de Cortázar y otros chupamedias latinoamericanos, G venía con su idea del mundo. Ni los franceses, ni los ingleses se la pudieron arrebatar.
A mis 17 años tuve mi primer contacto con sus ideas y ellas nunca me abandonaron. En 1978 o79, ya no me acuerdo bien, viaje con mi esposa a Europa y busqué a los seguidores de Gurdjieff en París, en Alemania y en Inglaterra (Chorleywood).
Un día contaré esa experiencia.