«Rómulo mismo, siendo naturalmente aficionado a la guerra, y persuadido por varios oráculos, de que el destino de Roma era ser alimentada y aumentada por guerras hasta convertirse en la mayor de las ciudades, comenzó simplemente hostilidades no provocadas contra los sabinos, porque no tomó muchas doncellas, sino solo treinta, ya que lo que quería era la guerra más que los matrimonios».
Plutarco, Vidas paralelas
La primera escena comienza con la llegada de Jack a la megaciudad de Silicon Valley, que se ha expandido y devorado los distritos circundantes de California. El sol se pone en el horizonte, bañando los imponentes rascacielos en tonos anaranjados y rojizos. La ciudad en sí es un reflejo de la utopía prometida por la IA: limpia, eficiente y llena de tecnología de vanguardia.
Jack, cansado y demacrado, sale del aeropuerto y se detiene en un mirador para observar el paisaje futurista que se extiende ante él. A pesar de la aparente perfección de la ciudad, hay algo inquietante en el aire, una tensión palpable que Jack no puede evitar percibir.
Mientras observa a la multitud de personas que pasan apresuradamente, saca su teléfono y llama a su esposa, Josefa. La conversación entre ellos es confusa y tensa; algo no está bien en su relación. Jack siente una creciente sensación de sospecha mientras escucha a Josefa tratar de explicar por qué no pudo recogerlo en el aeropuerto.
Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, Jack se pregunta si su encuentro con Ludus fue una simple coincidencia o si hay algo más siniestro en juego. Sin saber qué esperar, Jack decide enfrentarse a los misterios de esta ciudad futurista y descubrir la verdad detrás de la IA que controla el mundo, sin darse cuenta de que su vida y la de su familia cambiarán para siempre.