Y que siempre sea el presente el que juzque el pasado suena inequidad, nunca he visto que ese pibe de 19 años que caminaba por Los Molles, a cuatro mil metros de altura, descendiendo de las Termas, un atardecer, con leones en las colinas, y allí seguir caminando, ese joven, no sabemos, no sabemos que piensa de este tipo de 67 años que hoy saltaba la cuerda en un gimnasiao privado y filmaba un video en broma y tantas cosas.
¿Cómo lo vería ese pibe?, ¿puedo saberlo, o apenas solo imaginarlo retorcida y literariamente?
Ese pibe crispado, retorcido sobre simismado, crispado en cada miligramo de su cuerpo, caminando por ese valle oscuro de leones, ese pibe, ese pibe ya no está, se fue mutando, deviniendo, ya no se lo puede reconocer y entonces en que cementerio visitarlo, para revivirlo, para resucitarlo y preguntarle, preguntarle.