Uno de las cosas mas jodidas cuando uno escribe un biopic en un blog, es la mirada severa de parientes y amigos, y eso conduce a la autocensura.
Entonces en la lección de hoy nos abogaremos a responder:
¿Cómo evitar la fea autocensura?
Registrando esas voces fantasmales que nos dicen:
1.¿Cómo podes decir lo que has dicho de tu tía?
2.¿Qué van a pensar tus hijos?
3.¿Y si tu madre?
Una vez compré un disco en la escuela, por el día de la madre, un disco blando, no era vinilo, era muy blando, ordinario. Ni se cómo compré eso, habría en el medio una estratagema de escuela, la empresa que vendía esa cosa blasfema y tal vez mi padre que puso el dinero para esa bizarría.
El disco tenía un solo tema y era la voz de alguien que recitaba un poema a la madre, ama de casa, sufriente. En el living comedor fue el abominable lugar donde la familia escuchó esa voz grave contando lo grandiosa que son las madres. Allí estábamos los cinco escuchando el tocadiso RCA con un perro escuchando también la voz grave hablando de que madre hay una sola, estaba también Pochola escuchando ajena, desde el dintel, miraba y no entendía mucha tanta algarabía, ella que se tenía que bancar día a día, las peleas, empellones.