
El libro Diseño+Diseño, la última palabra en itálica fue un trabajo de un año, de idas y venidas, minuciosos cuidados por parte de Alberto en todo el proceso de edición y escritura.
La forma en que Alberto fue llevando el libro, fue enseñanza de lo que era su consigna, llevar el diseño a todos los pliegues de la existencia.
El libro fue producto de una suma de actores entre ellos destaco al diseñador gráfico y maquetador del libro: Francisco Muglia.
La presentación del libro en la Feria del Libro del año 2014, fue también una operación de diseño, creo que ha sido la mejor presentación que he visto en mi vida y que incluía un video:
El prólogo fue de el arquitecto Ricardo Blanco, presidente de la Academia Nacional de Artes, y el pintor Luis Quesada.
Por otra parte el famoso diseñador gráfico y publicitario Ronald Shakespear derrama, en el libro, elogio tras elogio de Alberto. Quedé atónito con los amigos de Alberto, un tipo con tan bajo perfil que hablaba bajito, como pidiéndole permiso al viento Zonda.
Ahí supe que Alberto jugaba en las ligas mayores del diseño industrial internacional, desde hacer los logos de Giol, al Instituto Balseiro (y por concurso), preparar los livings a Susana Giménez y crear un nuevo estilo de muebles que fueron bautizados Tango.
Cierro este in memorian con algunas de las palabras que el arquitecto Ricardo Blanco le dedicó, son comentarios que muestran la importancia de Alberto no solo por su obra personal sino por todo lo que hizo por el diseño industrial para Mendoza:
«Su conocimiento de lo que pasa en diseño en el mundo, es producto no sólo de su interés intelectual sino también de su inversión económica, participar del ICSID -International Council S.Industrial Design- y de las editoriales orientales, no es económicamente ventajoso para quien lo practica, pero eso le permitió presentar diseñadores argentinos en revistas de Asia.
«Hace unos años emprendimos una experiencia docente en Chile, en la Universidad Diego Portales, invitados por el director de la misma y editor de la revista Diseño, Hernán Garfias, y percibí el respeto profesional que le tenían en el país hermano. Recordar los eventos en que estuvimos juntos sería llenar el libro, así que sintetizo mis recuerdos en los vinos saboreados luego de intensos días de clase, en alguno de los restaurantes de la ciudad de Mendoza o acá en Buenos Aires, o en el Caracol de San Telmo».
Ricardo Blanco
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Ricardo Blanco