Existimos los individuos, pero los especímenes renunciamos a nuestra condición de individuos y nos sometemos al manual de la especie.
Es un error de zoom, todo parece igual, somos iguales, pero si hacemos más zoom y zoom hasta pixelarnos veremos que somos cada uno muy distinto instante en instante, a pesar de que renunciemos de instante en instante a ser eso que ya somos por naturaleza: distintos.
Yo fui distinto de instante en instante y en otro instante atacado por el virus del parecidismo, de no desentonar, pixelar.
Cada padre que tuve a mi lado, Silanes, el tuerto, mi hermano mayor, el prototipico y primigenio, el dueño de la tribu, todos me exigieron que me pareciera a ellos y obedecí, a medias, siempre algo propio y resentido sobrevivió al intento de la unidad, de ser uno con la mierda de los otros.