Como el día en la playa,
y que suerte que suerte
Favio, escuché hablar de él, que tocaba la guitarra entre amigos, que la hermana de su madre era la directora de una Escuela en Las Heras, donde se filmó El romance de Aniceto y la Francisca y donde desde los fondos de la casa de mi tía Beba, mi madrina, podíamos ver el rancho donde se filmó la película mientras mi primo Dani se comía un tomate y jugábamos a Combate.
Todo esto no está en mi Seudografía pero hay otras mentiras.